Los luchadores mexicanos libran tal vez la batalla más grande de sus vidas. La pandemia provocada por el Covid-19, ha llevado a muchos a dedicarse a varios oficios para poder sobrevivir
Los emblemáticos luchadores mexicanos llevan meses fuera del cuadrilátero, de los reflectores y sin el cariño y admiración de sus fans. Sin poder trabajar debido a la pandemia, muchos han tenido que que recurrir a otros oficios y ocupaciones.
Incluso, en lo casos más graves, algunos han tenido que pedir ayuda para sobrevivir.

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Mientras muchos han podido sortear la contingencia sanitaria, otros han tendido que ocuparse en varios oficios hasta que las arenas abran nuevamente.
Con las arenas cerradas, los luchadores mexicanos llevan meses sin poder entrenar o hacer presentaciones, además de que muchos de ellos no tiene un sueldo fijo ni seguro social.



La crisis sanitaria mundial ha pegado muy duro al mundo del pancracio, lo que ha llevado a los luchadores más necesitados a ganarse la vida de múltiples formas. Además, los atletas lesionados o retirados han podido sobrellevar la situación gracias a las donaciones.
Esta crisis se agrava cada vez. En la Ciudad de México, las autoridades cancelaron desde el 16 de marzo todos los actos masivos. A pesar de esto, el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), le ha seguido pagando a sus luchadores profesionales, a pesar de que no generar ingresos.
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Pero esa suerte no cobija a todos en el gremio. Los luchadores mexicanos independientes se enfrentan a un panorama muy duro.
Algunos ejemplos de estos ídolos del barrio son “Ameno”, quien vende dulces, “Escorpión Dorado Jr.” que ofrece servicios ortopédicos o “Salsero”, que se gana la vida detrás del volante como chófer.
“Ameno” de 29 años, uno de los luchadores mexicanos que se dedicaba 100 por ciento al arte del “Pancracio”, también hace trabajos de plomería y electricidad para llevar comida a casa y alimentar a sus tres hijos.



Mientras que “Salsero” de 42 años, toma todo con buen humor. El enmascarado no tiene pena de decir que además de chófer, también ha sido “viene viene” y vigilante.
Aunque no es un secreto que varios luchadores tienen otro oficio además de la lucha libre, la pandemia por el Covid-19 los ha golpeado muy duro.
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Otros como Karma I, luchador de tan sólo 21 años, le quedó claro que no puede vivir totalmente de este deporte. Durante esta emergencia sanitaria consiguió trabajo en un almacén, donde además le dieron seguro médico, algo muy difícil de conseguir como atleta independiente.



Las mujeres también libran está dura batallas. Algunas luchadoras mexicanas como “Migala”, “La Fugitiva”, y “La Zorra”, han recurrido a la ayuda del CMLL. El organismo presidio por “El Fantasma” ha entregado despensas para ayudar a sus compañeros a palear un poco la difícil situación.
La emergencia sanitaria ha lleva a cientos de luchadores al desempleo.
A pesar de que las medidas sanitarias lleguen al semáforo amarillo o verde, los luchadores mexicanos serán de los últimos en poder volver a emocionar a millones con sus vuelos, llaves y épicos encuentros.