A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
A mis soledades voy – Lope de Vega
Se nos ha ido el caifán mayor. “El estilos”. El trovador incansable. Adiós, Óscar Chávez. Siempre te recordaremos.
Ya sólo nos queda un caifán rolando por la ciudad. Tirando rostro en el Ángel de la Independencia. Persiguiendo a la huesuda en los mausoleos. Sólo queda un caifán vistiendo a la diana y cantando “Por ti”.
Ahora estás fuera del mundo, Macondo está de luto pero un día nos volveremos a unir para cantar las coplas de la marihuana.
Los caifanes te rendimos homenaje a ti, cronista de la capirucha. Los contemporáneos y los honorarios te extrañaremos por cada vecindad, en cada auditorio, en los pasillos de Ciudad Universitaria. Cada que una guitarra cante, cada que un pendejo venga llegando, te decimos adiós con el corazón.
Hasta siempre de este mundo triste, ya te llevó la calaca flaca. Sólo nos quedan lágrimas negras por tu partida, porque nuestro corazón está más roto que el de la niña de Guatemala.
Salúdanos al gato, al mazacote, al niño bonito y cuídanos a la señorita y al Azteca.