¿Quién fue Leonora Carrington? La pintora, escultura y escritora surrealista inglesa nacionalizada mexicana. Su vida estuvo llena de experiencias que marcaron su obra.
Una de las más grandes artistas mexicanas es sin duda Leonora Carrington, quien se destaca por sus obras llenas del mundo onírico y que puede hacerte sentir un cúmulo de emociones con sus pinturas y esculturas. La historia de Leonora, es la historia de una mujer apasionada, fuera de los estereotipos convencionales y con la convicción de que se puede ser libre incluso en la prisión más oscura.
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Leonora Carrington nación un 6 de abril en Lancashire, Inglaterra en el año de 1917 y desde muy pequeña hizo notable su personalidad rebelde, lo que le valió varias expulsiones de escuelas para señoritas que centraban su educación en los modales de alta sociedad y el matrimonio, algo que a Leonora la aburría enormemente. Ella por el contrario, devoraba libros y tenía un mundo imaginario lleno de duendes, gigantes, fantasmas y seres mitológicos que probablemente adoptó de su educación irlandesa y el contacto con la mitología celta.

A los 19 años finalmente ingresó a la Academia Ozenfat de Arte, en Londres y fue a partir de aquí que comenzó a relacionarse con grandes de la pintura. Uno de ellos fue Max Ernst con quien más adelante estableció una relación sentimental y quien indirectamente la introdujo en el movimiento surrealista. Y decimos que indirectamente porque Leonora Carrington desde que era niña vivía en un constante acercamiento al mundo onírico y su imaginación estaba plagada de visiones surrealistas.
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El talento de Leonora era tan grande, que no tardó en codearse con los grandes del surrealismo como André Breton, Joan Miró, Salvador Dalí y el cubista Pablo Picasso, quienes se reunían en el Café Les Deux Magots, en París, Francia. Aunque más adelante ella declaró: “Aunque me gustaban las ideas de los surrealistas, André Breton y los hombres del grupo eran muy machistas. Solo nos querían a nosotras como musas alocadas y sensuales para divertirlos, para atenderlos”.

En 1938, huyó de la vida aristócrata que su padre tenía preparada para ella y a pesar del desacuerdo que este tenía, en cuanto a su relación con Max Ernst, fue en este año cuando se mudó a un pequeño poblado en París, junto a su amado. No obstante, esta felicidad no le duraría mucho a Carrington; en 1940 Max Ernst fue detenido y llevado a un campo de concentración, declarado enemigo del régimen (recordemos que en esos años el mundo atravesaba por la Segunda Guerra Mundial).
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A partir de aquí, la vida de Leonora se tornó muy oscura, la partida de Ernst le afectó enormemente y por decisión del cónsul británico en Madrid (lugar al que huyó después del arresto de Max) y de su familia, fue encerrada en un hospital psiquiátrico donde sufrió toda clase de torturas en nombre del “tratamiento”. Este fue un acontecimiento que la marcó de por vida, así como toda su obra posterior.

Afortunadamente, logró huir del lugar, se dirigió a Lisboa y encontró refugio en la embajada de México donde se reencontró con el escritor mexicano Renato Leduc (amigo de Picasso), con quien se casó y la ayudó a emigrar a New York y finalmente a México, que sería el país en el que pasaría el resto de su vida. Más tarde se divorciaron, no obstante, se volvió a casar con el húngaro Chiki Weisz y tuvieron dos hijos.
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Leonora Carrington vivió el resto de sus días en México, en su casa de la Roma convertida en la gran dama del surrealismo, creando pinturas, esculturas y cuentos inspirados desde el mundo de ensueño y sus visiones del mundo espejo. Entabló grandes amistades con Remedios Varo, Alejandro Jodorowsky y Luis Buñuel.

La dama del surrealismo partió del mundo real para unirse a sus mundos de ensueño el 25 de mayo de 2011, quizás en forma de caballo, quizás en forma de bruja. Su legado y obra, la mantienen viva a través de los espectadores de su arte.