Lele, la muñeca artesanal ¡ya tiene su propia escultura!
Santiago de Mextititlán es el lugar de origen de ‘Lele’, la muñeca más famosa de nuestro país. ‘Lele’en dialecto otomí significa ‘bebé’ y es el nombre habitual con el que se le conoce a esta muñeca tradicional hecha de trapo.
Siempre se le viste de colores muy llamativos, largas trenzas adornadas con listones y hermosos vestidos.

Estas piezas son elaboradas de manera artesanal por mujeres otomíes quiénes dedican de 3 a 6 días de trabajo para crear sus preciosas vestimentas.
Las muñecas leles o mazahuas son tan importantes que en 2018 fueron consideradas como Patrimonio Cultural del estado de Querétaro y desde entonces se busca dar difusión al gran trabajo que hay detrás de cada una.
Lele, la muñeca artesanal, ¡ya tiene su propia escultura!



Las muñecas mazahuas ya eran muy populares en México, pero gracias a las redes sociales es que estas hermosas piezas ganaron gran fama y popularidad en el extranjero.
Nuestra pequeña Lele ya ha visitado varios países luciendo en cada lugar sus raíces mexicanas.
Hasta el momento, Lele ha estado en Madrid, Londres, Shanghái, Sydney, Chicago, Montreal, San Francisco, Los Ángeles, Toronto, entre otras ciudades.



Y ahora, Lele ya cuenta con su propia escultura en la tierra que la vio nacer.
Se invirtieron 15 millones de pesos para restaurar la plaza principal y elaborar esta mega escultura en Querétaro.
Te puede interesar: Diseñadores visten muñecas mazahuas y el resultado es sorprendente
Este monumento se hace en honor a las mujeres artesanas que mes con mes elaboran miles de muñecas tradicionales.
La colosal figura se ubica al aire libre en la plaza principal de Santiago Mexquititlán, mide 6 metros de altura y está hecho de masaroca, un material resistente a los fenómenos naturales como el frío, el calor, la humedad o sismos y temblores.
¿Cuál es el origen de Lele, la muñeca artesanal?



No hay muchos registros de cómo o cuándo fue que nació la muñeca, solo se sabe que fue durante la época Colonial, y fue el resultado de una mezcla entre la cultura española, mazahua y otomí. En sus inicios era simplemente utilizada para fines religiosos.
Por otro lado, lo que sí se sabe que estas piezas son hechas por mujeres de la comunidad indígena y son ellas las que regalan algunas de estas muñecas a las niñas para que así puedan jugar.
Esta hermosa tradición ha pasado de generación a generación y aún se mantiene vigente hasta nuestros días.