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    Frida Kahlo, las pinturas que demuestran la tragedia de su vida

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    La vida de Frida Kahlo estuvo plagada de tragedias desde que era una niña y muchas de sus pinturas demuestran lo dolorosa que fue su vida.

    La vida de la famosa artista, Frida Kahlo, no fue nada fácil. Desde niña, siempre tuvo complicaciones que rodearon su entorno y repercutieron en su formación como persona. De ascendencia alemana por parte de su padre, quien a su vez se ha comentado en repetidas ocasiones que descendía de una familia judeohúngara; y mexicana por parte de su madre, Frida es una de las pintoras mexicanas más importantes.

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    A los seis años contrajo poliomielitis y por esta razón, tuvo que permanecer en cama nueve meses sin poder caminar. Las secuelas que dejaría la enfermedad en Frida, serían muchas, sin embargo, una pierna más delgada que la otra, fue una de las que Kahlo en su vida adulta siempre escondería detrás de sus vestidos largos.

    Cuando tenía 19 años, sucedió uno de los hechos que dejaría una huella imborrable en Frida y con el que se acercaría al arte de la pintura. El autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía y quedó totalmente destrozado. Las consecuencias para Kahlo fueron enormes, su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, además de sufrir fracturas en costillas y clavícula; su pelvis se partió en tres y su pierna derecha se fracturó en once partes. Además, el pasamanos atravesó parte de su cuerpo y también tuvo varias dislocaciones. Fue sometida a al menos 32 cirugías y utilizó toda clase de aparatos para ayudarla con las secuelas del accidente, como corsés de yeso, o mecanismos de estiramiento.

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    Y aunque este fue le hecho más trágico en su vida, no sería el único. Y a lo largo de todas sus pinturas podemos ver reflejada la tristeza y la tragedia que rodeo su vida hasta el día de su muerte en 1954.

    Accidente, 1926

    Aunque no es una pintura al oleo, Frida hizo este dibujo en 1926. En él se le puede ver en su camilla de la Cruz Roja, totalmente vendada. También se aprecia el choque del tranvía con el autobús y las personas heridas alrededor. El edificio que se encuentra detrás es probablemente la Casa Azul.

    Frida nació, creció y murió en la Casa Azul. Fue en ella donde pasó el tiempo de recuperación después del accidente, postrada en cama y sometida a diversos aparatos hasta que finalmente recuperó la movilidad del cuerpo. A pesar de haber estado en constantes viajes a Estados Unidos, junto a su esposo Diego Rivera, la Casa Azul fue el hogar de Frida y por esto es que aparece en este dibujo.

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    Frida y la cesárea 1931

    Para muchos expertos, este cuadro representa la ilusión tan grande que Frida tenía de ser madre. Lamentablemente para ella, esta fue una experiencia que nunca llegaría a conocer, por las secuelas que le dejó el accidente del tranvía.

    Su útero nunca resistiría un embarazo, esto debido a que en el accidente, el pasamanos del autobús perforó un lado de su cadera, saliendo por su vagina y las secuelas que esto trajo, serían terribles para Frida, imposibilitándola de cumplir su sueño de ser madre.

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    Henry Ford Hospital, 1932

    Frida Kahlo contrajo matrimonio con el pintor mexicano Diego Rivera en 1929 y un año después de esto, Frida quedó embarazada. Sin embargo, debido a las consecuencias del accidente, donde su pelvis se fracturó en tres partes y a que el feto venía en una posición incorrecta, se tuvo que practicar un aborto terapéutico. En 1932 Frida nuevamente quedó embarazada, pero el 4 de julio de ese año sufrió un terrible aborto espontáneo.

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    El cuadro Frida y la Cesárea está inconcluso, se cree que Frida nunca llegaría a terminarlo debido a la tristeza y resentimiento de este segundo aborto, y porque sus ganas de ser madre serían tan grandes que el aborto la sumaría en una gran tristeza.

    Henry Ford es el nombre del hospital, en la ciudad de Detroit, donde fue atendida por este segundo aborto. En el cuadro se aprecia a Frida recostada en la cama del hospital, aún con el vientre abultado y sosteniendo con un cordón umbilical seis elementos: Su pelvis y una maqueta médica, símbolos de la fractura pélvica. El bebé que perdió. Una orquídea que le regaló Diego. Una máquina. Y un caracol, que simboliza, según Frida, la lentitud con la que sucedió el aborto.  

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    Autorretrato con collar de espinas, 1940

    Frida tenía la habilidad de transformar el dolor en arte, para ella era un escape donde podía depositar todas sus tristezas. En 1939 el matrimonio de la pareja de pintores llegó a su punto más crítico y culminó en divorcio, Frida estaba muy dolida por la relación que Diego sostenía con la hermana de la pintora y fue la razón que detonó una serie de problemáticas que llevaron a la pareja a separarse.

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    Este autorretrato de 1940 nos habla de la profunda tristeza que sentía y el turbulento caos que la acechaba en su interior. Se pinta a sí misma con un collar de espinas que se le hunde causándole dolor. Colgado de él yace un colibrí muerto, el cual representa la muerte del amor entre Frida y Diego. A su lado izquierdo un gato negro y a su lado derecho el mono que Diego le había regalado. Todo esto entremezclado con un fondo lleno de vida natural. A pesar del dolor que podría experimentar por el collar de espinas, Frida se pinta a sí misma sin ninguna expresión, quizá esto representa que el dolor que estaba experimentando era tanto que ya no inmutaba la expresión de su rostro.

    Frida y Diego, fueron una pareja muy controversial que sostenían una relación poco convencional. Se sabe que en varias ocasiones los dos sostuvieron relaciones amorosas con otras personas, pero el hecho de que Diego se relacionara con su propia hermana, la hizo sentir profundamente herida.

    No obstante, el divorcio no duró mucho y a finales de 1940, Diego le propuso matrimonio de nuevo y Frida aceptaría solo bajo ciertas condiciones. Ella no volvería a depender económicamente de Diego y se mantendría con la venta de sus cuatro.  Pagaría la mitad de los gastos de la casa. Y quizá la más importante, es que no volverían a mantener relaciones sexuales. Diego aceptó los términos y se casaron de nueva cuenta el 8 de diciembre de 1940, en el cumpleaños de Rivera.

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    La columna rota, 1944

    El cuerpo de Frida Kahlo, nunca se recuperó del todo del accidente. Sufría constantes dolores de espalda que en lapsos de tiempo la imposibilitaban para caminar. En 1934 la tuvieron que intervenir y le fueron amputados cuatro dedos del pie derecho que se habían gangrenado.

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    A pesar de las dolencias físicas, la carrera de Frida seguía creciendo. Presentó una exposición en Paris en 1939, organizada por el máximo exponente del movimiento surrealista y que se volvería amigo de la pintora, André Breton. A partir de aquí, Frida fue reconocida tanto a nivel nacional como internacional, Breton tildó su obra de surrealista, a lo que Frida después comentaría “Nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad”.

    Fue maestra en la gran escuela de arte mexicana coloquialmente conocida como La Esmeralda. Sin embargo, unos meses después, debido a las malas condiciones de salud, Frida tuvo que enseñar en casa, porque sufría agudos dolores de espalda y por esto, tuvo que llevar un corsé de acero y fue este hecho la inspiración de su cuadro La Columna Rota. En él se le aprecia en un paisaje árido, con el torso rodeado de cinturones de metal forrados con tela y la representación de su columna vertebral, la hace con una columna jónica, totalmente fracturada y agrietada, el rostro de Frida está lleno de lágrimas que representan el dolor que experimentaba.

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    Sin esperanza, 1945

    “A mí ya no me queda ni la menor esperanza… todo se mueve al compás de lo que dicta la panza…” Esta fue la frase que Frida escribió detrás de su cuadro Sin Esperanza y que es reflejo del tremendo tormento que la artista una vez más estaba atravesando.

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    En esa época, Frida sufrió un estado inapetente y con ello una extrema delgadez, por esta razón fue sometida a dietas que intentaban reanimar cuerpo mediante los nutrientes necesarios. Pero para ella todo era terrible, tan es así que se retrató en este cuadro recostada en su cama, con llanto en el rostro y un caballete que sostiene un embudo con el que la alimentaban. Por el embudo se aprecian todo tipo de alimentos, entre ellos una calavera de azúcar que le fue regalada por Diego Rivera durante una de sus tantas estancias en el hospital. Una vez más el paisaje agrietado y los colores lúgubres que dan cuenta de lo que experimentaba.

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    Venado herido, 1946

    En el Venado Herido, una vez más podemos apreciar el sufrimiento físico y emocional por el que Frida Kahlo atravesó durante toda su vida. Desde pequeña, los infortunios fueron parte de su vida, desde los dolores físicos agudos que tuvo que soportar, hasta sus penas emocionales que la sumían en depresiones constantes. Aquí, ella se pinta a sí misma como el venado herido, como ese ser que ha sido flechado una y otra vez.

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    Atravesó por toda clase de cirugías, de hecho hacia el año de 1953, los dolores que experimentaba en la pierna derecha se tornaron insoportables y fue intervenida nuevamente, pero esta vez la pérdida fue mayor y tuvieron que amputarle la pierna por debajo de la rodilla. Y aunque se le construyó una pierna artificial, su estado de ánimo se vio severamente afectado, tanto que en 1954 fue ingresada al hospital en dos ocasiones por intentos de suicidio, pero no lo logró en ambos casos.

    Frida Kahlo murió el 13 de julio de 1954, sus restos fueron velados en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México e incinerados en el Crematorio Civil Dolores. Sus cenizas se conservan en la Casa Azul.

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