En este restaurante de Alabama en Estados Unidos, la comida no tiene precio, cada quien paga lo que puede o quiere. El lugar se mantiene gracias a donaciones y con la ayuda de voluntarios
En plena crisis, los buenos siempre son los más. Estados Unidos sigue siendo el epicentro de la pandemia mundial, que ha generado un gran crisis económica entre su población. Pero el restaurante Drexell & Honeybee’s en Alabama está haciendo literalmente todo lo que puede para brindar comida a quien más lo necesite quitando el precio a sus platillos.
En este establecimiento ubicado en Brewton, Alabama no existen los precios. Aquí solo hay una caja de donaciones en donde los comensales depositan lo que puedan o quieran pagar. El objetivo es simple, ayudar a todos aquellos que puedan estar pasando apuros.
El restaurante Drexell & Honeybee’s en Alabama está dirigido por Freddie y Lisa Thomas-McMillan, una pareja de jubilados. Aunque no obtienen ningún beneficio de su restaurante, todos comen aunque no tengan dinero. La mayoría de sus clientes son personas mayores que muchas veces tienen problemas para poder pagar una comida
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Lisa ha declarado que ayudar a los demás les causa una gran alegría por que les encanta saber que sus clientes se van “con el estómago y el corazón lleno y sabiendo de que son amados y dignos de amor”. Para ella su misión es “alimentar la necesidad”, que para ella y su esposo significa que “cualquier necesidad que tenga la gente, si podemos ayudarla … lo haremos”.
Fue en 2016 la pareja abrió Drexell & Honeybee’s, con un menú delicioso y casero. Algunos de los platillos favoritos de los comensales son los macarrones con queso, albóndigas de pollo y el guisado de carne de res.
Como lo mencionamos antes, cada quién paga lo que puede o quiere por la comida. La caja de donaciones se encuentra en un lugar tapado con cortinas para que nadie vea lo que deja cada cliente. Las donaciones más frecuentes son de 5 dólares, aunque han recibido cheques de 50 y hasta mil dólares les han dejado.
Freddie y Lisa Thomas-McMillan usan el 100 por ciento de las donaciones para cubrir los costos operativos del lugar y alimentar a los más hambrientos, a pesar de que no se benefician en nada. Para ellos, continuar sirviendo a personas vulnerables a cambio de la alegría que obtienen, es todo el pago que necesitan.