Con una superficie de más de 66 mil hectáreas, el Corredor Biológico Chichinautzin es un enorme “pulmón natural”compartido en el Valle de México
El Valle de México, al que pertenece nuestra querida ciudad llena de smog, es una zona muy privilegiada de todo el país. Y no lo decimos por ser el centro de la nación, sino por las grandes maravillas naturales que rodean nuestra caótica capital. Un ejemplo es el Corredor Biológico Chichinautzin, un gran “pulmón natural” que abarca parte del Estado de México, Morelos y la Ciudad de México.

Dos parques nacionales forman parte de este increíble corredor natural lleno de vida: El Tepozteco y Lagunas de Zempoala. Este santuario natural que sirve de refugio para numerosas especies de flora y de fauna que habitan en esta región del continente, muchas de ellas en peligro de extinción.
Chichinautzin también se estableció para asegurar los procesos biológicos y evolutivos de la zona, y formar una frontera natural para el crecimiento poblacional de la Ciudad de México y Cuernavaca.
Este corredor incluye manantiales, lagunas y bosques serranos localizados a una altura de dos mil 500 metros sobre el nivel del mar. Por otra parte, exhibe un ecosistema forestal frío-templado, con frondosos cúmulos arbolados de oyameles, pinos y encinos.

Si eres un amante de los animales, la extensa e increíble fauna que aquí podrás encontrar te va a volar la cabeza. Actualmente se tienen identificadas 211 variedades de aves, 59 especies de reptiles y 52 de mamíferos, además de distintos tipos de anfibios y peces. En cuanto a la flora, este lugar es hogar de 693 variedades de plantas terrestres y en sus manantiales, ríos y lagunas, habitan 68 especies de plantas acuáticas.
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La importancia del Corredor Biológico Chichinautzin
La región es una de las principales zonas para la captación y regulación de la lluvia en los estados de Morelos y la Ciudad de México. Además, la gran superficie que abarca es muy importante para mejorar la calidad del aire en el sur del Valle de México.
Pero regresemos a la gran papel que juega la vida silvestre que llena de vida este sorprendente santuario natural. Las diferentes clases de insectos, arañas y crustáceos que habitan el Corredor Biológico Chichinautzin, suman un total de mil 348 especies.
Y si nos vamos por el lado de los amantes de los animales, aquí podrás contemplar la fauna de la región, que incluye el avistamiento de especies como linces, pumas, armadillos, teporingos, ardillas, musarañas, tlacuaches y venados cola blanca.

Algunas de las especies endémicas de la región son el conejo zacatuche (Romerolagus diazi), uno de los más pequeños del mundo; el ajolote de zempoala (Rhyacosiredon zempoalensis); el ratón de los volcanes (Neotomodon alstoni); la gallina de monte (Dendrortyx macroura); el gorrión serrano zacatero (Xenospiza baileyi), en peligro de extinción y la víbora de cascabel (Crotalus transversus). Pro si fuera poco se han reportado 132 especies de mariposas y 47 especies de libélulas.
Otros atractivos turísticos del Corredor Biológico Chichinautzin son por ejemplo, la exploración de los cuatro cráteres de tipo pantanoso y las cinco lagunas de Zempoala. Además, en este sitio se pueden recorrer admirables senderos boscosos, desarrollar almuerzos campestres, realizar paseos a caballo y saborear los antojitos mexicanos que preparan los habitantes del lugar.
¿Cómo llegar?
Para llegar al Corredor Biológico Chichinautzin desde la Ciudad de México, solo tienes que tomar la carretera a Cuernavaca y desviarse en el kilómetro 37, justo donde está Tres Marías, hacia Huitzilac. Avanza 13 kilómetros y encontrarás la entrada a las lagunas. Si lo tuyo no es manejar cuando viajas, solo toma un autobús desde la central en Taxqueña.