El Chef Enrique Olvera quien es dueño del restaurante Pujol publicó una columna que muchos tildaron de clasista.
El chef Enrique Olvera acaba de meter en problemas a su restaurante Pujol, que por cierto fue votado como el mejor restaurante norteamericano en 2019. La polémica surgió por una columna en el periódico Reforma y que muchos tildaron de clasista.
Creemos que el objetivo de Enrique Olvera al escribir esta columna es compartir un poco de consciencia sobre el uso del cubrebocas y así salvaguardar la integridad física no solo tuya sino de todos los que te rodean en esta pandemia por la que atravesamos. Lastimosamente para su restaurante, Olvera hace cátedra de cómo se debe comer y por qué no debes pedir limón en su restaurante para acompañar el pescado durante toda la columna y le dedica solo dos renglones a explicar el objeto directo de su escrito.
El título bajo el que Olvera cobija su columna es ‘No sabes quién soy’, haciendo alusión a que esta cultura permea en la sociedad mexicana, anteponiendo los deseos de personas poderosas y con alto valor adquisitivo a lo que realmente es correcto. Y si bien tiene razón, ya que esta amenaza de “No sabes quién soy” es muy común en situaciones del día a día en nuestro país, también es cierto que su opinión no raya más que en la falacia misma.
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El dueño del famoso restaurante Pujol hace una analogía con la orden del uso de cubrebocas que la mayoría no acta, y básicamente da a entender que aunque esta sea la mayoría de la población, no por esto quiere decir que sea correcto no usar cubrebocas. Lo cual creemos que es pertinente. El problema viene cuando lo compara con comensales de su restaurante que piden chiles toreados para acompañar su fettuccini que “cuidadosamente saltean á la minute”. Incluso dice que “por mucho que nos guste el limón, no es necesario para ponérselo al nagiri de un omakase en una barra de sushi. Hacerlo es una falta de respeto y habla peor del que lo solicita que de quien lo niega”.
Irónicamente Enrique Olvera se queja del complejo de superioridad que permea en esta sociedad y casi hace alusión a su postura en contra del pensamiento norteamericano de darle siempre la razón al cliente. Ya que desde su punto de vista el cliente no siempre tiene la razón, “así como el pueblo tampoco siempre la tendrá”.
Las críticas no se hicieron esperar y tildaron de clasista a esta columna que más que un esfuerzo por hacer consciencia del uso de cubrebocas, parece más bien un espacio para sacar las frustraciones del chef. Aquí la columna completa.